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sábado, 22 de octubre de 2011


Como explicarlo, esa sensación que te entra cuando crees que se te cae el mundo encima. Cuando eres demasiado fuerte como para llorar pero muy débil como para que no te afecte. Cuando el corazón te va a mil y la voz te tiembla, pero los ojos siguen fríos, incapaces de soltar una lagrima, reflejando el dolor que esa risa que te entra intenta contradecir.
Pero aunque no puedas admitirlo, lo que necesitas es un abrazo, que acompañado de una sonrisa te digan que no te preocupes, que no pasa nada. Porque a veces sólo necesitas el calor de esa persona, sólo necesitas sentirte protegida, relajada, poder respirar segura.

Pero se que eso no lo voy a tener, y menos de ti. Por eso estoy aquí, muerta de frío, con el móvil en la oreja y riendo por no llorar.

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